Ya no tengo 20 años...
- claudiamartinezpardo
- 13 sept 2015
- 2 Min. de lectura

Ya no tengo 20 años, lo sé...no me lo digas.
Miro las revistas con esas modelos perfectas y pienso: ya no podré ser así. Ya no mas modelitos ajustados, minifaldas que enseñen unas piernas largas y tersas, bikinis que dejen al descubierto solamente las curvas estilizadas.
Ya pasó, ya no se vuelve atrás al menos no sin cirugías.
Mi cuerpo ha cambiado tanto como he cambiado yo.
Es curioso, cuando tenía 20 años estaba tan acomplejada de mi cuerpo...Y ahora miro las fotografías de ese tiempo y me pregunto ¿de que demonios estaba acomplejada? Ay ! Si me lo devolvieran que festín me daría. No lo cubriría con pantalones anchos ni túnicas
enormes. Lo mostraría orgullosa y sin ningún pudor.
Pero mi cuerpo ha cambiado, y eso es un hecho comprobable y comprobado. Lleva con cierto honor y mucho sentido del humor las marcas de las batallas a las que me enfrenté en la vida, las huellas de los tiempos de tristezas y desamor en los que comer no era una opción y los tiempos de felicidad y rebosante amor en los que comer era una parte mas de la fiesta de vivir.
Mi cuerpo ha cambiado, lo sé, pero yo también he cambiado.
Ahora no soy capaz de renunciar a un chocolate ni a un croissant ofrecido con cariño por eso de no engordar ni un gramo.
He aprendido a valorar y disfrutar de la exquisita complicidad de compartir un helado sin pensar en las calorías.
Mi cuerpo ha cambiado, lo sé, pero yo también cambié con él.
Tengo arrugas alrededor de los ojos porque soy incapaz de sonreír sin expresión (como hace mucha gente que no quiere arrugarse). Que va! Yo sonrío con toda mi cara y lo intento hacer todos los días y a todas horas. Sonrío cuando miro a mi perra, cuando me cruzo con un vecino, cuando veo un bebé por la calle, y ahora mismo, mientras escribo, sonrío. ¿Como no voy a tener arrugas en los ojos? También las tengo en la frente, pero no son esas arrugas de pensar o de estar enfadada, no...estas se me han hecho de tanto asombrarme ante lo imprevisible, ilógica, mágica y loca que es la vida.
Mi cuerpo ha cambiado, lo sé, pero yo también cambié y mucho.
Ahora sé que no hay mejor tratamiento de belleza que estar en paz con una misma.
Que ninguna crema puede iluminarte tanto el rostro como lo hace el sentirte llena de amor y gratitud por tu vida y por tu gente. Que no importa que la ropa que lleves puesta no sea de marca o no esté de moda, nada sienta mejor y luce más que una sana autoestima y una limpia dignidad.
Mi cuerpo ha cambiado...pero eso no me importa. Está sano y fuerte y libre de complejos. Es mi historia viviente y es el reflejo exacto del alma que lo habita. Y seguirá cambiando con el paso del tiempo y seguro que yo también habré cambiado... mucho antes que él.
Claudia Martínez Pardo
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