"Yo me quiero, yo me cuido, yo me valoro" (Un cuento muy breve)

Sus amigas, su familia y hasta sus vecinas le decían: " tienes que quererte a ti misma, cuidarte y valorarte sino nadie lo va a hacer por ti". Y ella lo entendía. Vamos que si, que lo comprendía. Como se comprenden las cosas: con el intelecto. Todas las mañanas Ella se repetía frente al espejo del baño, mientras maquillaba sus ojos aun entrecerrados e hinchados: "yo me quiero, yo me cuido, yo me valoro". Luego comenzaba con el ritual diario. Despertar a los niños y emprender la ya conocida batalla para que abandonen la cama y se pongan la ropa que, la noche anterior, les había dejado preparada. Los tres pequeños Martín, Javier y Matías eran adorables pero muy dormilones. Otro tema era que tomaran su desayuno sin rechistar porque, cada uno con sus tiempos y sus gustos, ponían a prueba la creatividad y la paciencia de su madre que, normalmente, terminaba dándose por vencida cuando el reloj de la cocina anunciaba la hora de ponerse de camino, sin demora, hacia el colegio. Superada la primera etapa en la puerta del cole comenzaba la segunda: llegar a tiempo a la oficina. Allí la esperaba una larga jornada de ocho horas y media en una pequeña empresa con riesgo de quiebra y en la cual debía realizar la tarea de tres personas ella sola porque las cuentas no daban para pagar más empleados. Ese trabajo, único sustento de su familia mono parental, la estresaba y la presión por no perder esa fuente de ingresos le hacia, muchas veces, encerrarse en el diminuto cuarto de baño para que nadie la vea llorar. Ya fuera de su oficina comenzaba el recorrido de vuelta a casa, dos transbordos de metro y un autobús, pasando por el supermercado y la casa de la vecina, quien recogía a los niños del colegio y los cuidaba hasta que ella iba a por ellos. Una vez en casa tocaba revisar las tareas de los chicos, bañarlos y darles de cenar. Ya con los niños en la cama, guardar los juguetes en su sitio, ordenar las mochilas y preparar la ropa para el día siguiente. Y por fin, frente al espejo del baño mientras se quita el maquillaje de sus ojos entrecerrados y cansados se repite "yo me quiero, yo me cuido, yo me valoro". Claudia Martínez Pardo

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