Cambio o permuto soledad por compañía. Pago con mi derecho a elección
- claudiamartinezpardo
- 13 nov 2012
- 3 Min. de lectura
¿Cuántas veces te has sentido “solo” en la vida?
¿Cuántas veces, en la quietud de la noche, te has preguntado porque no tienes nadie que te acompañe en tu camino (o por lo menos en tu cama esa noche)?
¿Quién no ha padecido el martilleo de ese interrogante alguna vez?
Dicen un refrán por ahí que “No es bueno que el hombre esté solo” (¿la mujer tampoco?)
Pero, a la hora de decidir ¿vale todo con tal de mitigar la soledad?
Nos han enseñado desde pequeñitos que somos seres incompletos y que necesitamos de una pareja, novio ó amigo que nos complete. Pero no nos han enseñado a conocernos, valorarnos, respetarnos y a vernos como seres completos capacitados para compartir el 100% de quienes somos con el 100% que es otra persona.
Toda la educación está basada en el “afuera”, en poner los valores y hasta la propia valía en consideración de qué o quién tengas a tu lado.
A las mujeres se nos enseña a buscar nuestra “media naranja”, nuestro príncipe azul que nos rescate de los apuros de la vida (es por todos sabido que las mujeres necesitamos de un ser fuerte que nos sostenga en nuestra debilidad… ¿o no?) y a los hombres….bueno, a los hombres a buscar una buena chica que sea la “continuación de Mamá”.
Y así, muchas personas, de ambos géneros, van por la vida en busca de eso que les han dicho que debería ser su meta principal. Algunos la encuentran con gran gozo y felicidad compartida en donde el equilibrio entre el dar y recibir produce armonía y retroalimentación. Otros, con moderado entusiasmo, se dan por satisfechos con una vida en común sin muchos altibajos y una cuota de sensación de sentirse queridos y con un lugar seguro donde volver cada noche.
Otros, muchos otros….se conforman con “alguien” que les haga sentir, aunque sea en lo superficial, que no están solos, que tienen a alguien para compartir sus días y sus cenas de navidad en familia. Que no son la oveja negra de la sociedad. Que han sido capaces de reunirse con otro ser para repartir las cargas de la vida aunque vivir con esa persona sea, en muchos momentos, un verdadero infierno.
Y por último, están aquellos que, como dice Rosetta Forner, les basta con un cuerpo que respire a su lado jajaja. Unidos por la espanto de llegar a viejos solos y sin nadie que les escuche, aunque sea, sus gruñidos.
No nos han enseñado a hacernos amigos de nosotros mismos, a no tener miedo a estar solos. A que, con pareja ó sin ella, somos seres completos y valiosos, que podemos vivir una vida plena. Que tenemos capacidades maravillosas y una creatividad ilimitada si nos ponemos a ello. Que el Amor comienza por uno mismo y que desde allí se expande a los demás. Que podemos elegir…siempre podemos elegir!!
Nos hemos creído las letras de las canciones, esas que dicen: “Sin ti no soy nada”! Dios mío! No y mil veces No, por favor. Yo las cambiaría por: Contigo y sin ti Soy Todo! ¿A que suena mucho mejor? O como dice el gran Jorge Bucay: ”Sin la única persona que no puedo vivir es sin mi”.
No seamos minusválidos emocionales. Aprovechemos el tiempo. Elijamos con conciencia, desde el amor no desde el miedo. Tenemos tanto que descubrir en nosotros mismos que no nos alcanzaría la vida misma para hacerlo. Pongamos todo el empeño en desarrollar todos nuestros dones y así, cuando estemos llenitos en nosotros mismos, podremos encontrar a otra persona que sume, y no que reste, a nuestra vida.
Nadie te va a dar lo que no tiene, y tú tampoco podrás. Basar una elección de pareja solamente en aquello que no tengo y que el otro me puede dar es una gran trampa. Nadie te puede dar lo que no seas capaz de desarrollar en ti mismo. Nadie. Porque si no lo puedes desarrollar es como echar agua en un cubo agujereado…nunca se llenará. Te lo pueden brindar un tiempo, pero no te lo pueden inyectar como si de una transfusión de sangre se tratase.
Elegir desde el Amor y no desde el miedo, creo que esa es la clave.
Miedo a la soledad, miedo a estar incompleto, miedo a no poder solo con la vida…miedo…miedo…miedo.
El Amor suma el miedo resta.
El Amor empodera el miedo te empobrece.
Cuando elegimos desde el miedo nos condenamos a recibir menos de lo que merecemos. Migajas que nunca sacian el hambre de autentico Amor, ese Amor por y para el cual estamos hechos todos los seres humanos.
No dés menos de lo que puedes dar…no recibas menos de lo que mereces recibir. En la calidad del Amor que seas capaz de dar se va a ver reflejada la calidad del Amor que seas capaz de recibir.
Claudia Martínez Pardo
Comments