Hoy vengo a despedirme...
- claudiamartinezpardo
- 1 may 2013
- 3 Min. de lectura
Hoy vengo a despedirme…
Me despido de la historia...mi historia.
De esa historia que fue y de la que pudo haber sido y no fue.
De los momentos que ya han quedado atrás, de los buenos y de los malos.
De las palabras que fueron dichas y las que no.
De las caricias que fueron entregadas y las que se quedaron en las manos.
De los viajes hechos y de los que se quedaron en planes.
De las ilusiones convertidas en realidad y de las ilusiones malgastadas.
Ya no hay vuelta atrás.
Me despido. No porque quiera perder de vista mi pasado. Hay cosas que, aunque nos esforcemos, siguen estando ahí para siempre. Me despido porque, si no lo hiciese, me quedaría pegada a un tiempo que ya no es y entonces no podría empezar una nueva historia.
Un nuevo ciclo de vida en donde haya palabras que se digan con sabiduría y sin dolor, con generosidad y sin egoísmo, con libertad y sin censura, con verdad y sin mentiras, palabras que ayuden a construir puentes y no a derrumbarlos.
Un tiempo en el que darle la bienvenida a nuevas caricias, esas caricias que te curan el alma y te hacen sonreír el corazón.
Un tiempo de viajes sin planificar, de viajes para disfrutar.
Un tiempo en el que las ilusiones sean el motor de la realidad.
Un tiempo en el que todo vuelve a empezar.
Las historias están para ser recordadas no para vivir de ellas. Forman parte de nuestro bagaje de vida.
Solo quiero recordar…no vivir de mis recuerdos.
Dicen que lo hecho…hecho está. Y así es. Ya no se puede modificar lo errado, no se puede volver atrás el tiempo y corregir. La vida no es un borrador, es una hoja en blanco que vamos escribiendo y así se queda. Y aunque casi siempre empezamos a escribir prolijito y con buena letra luego, por descuidos o prisas, le hacemos manchones y tachaduras. Pero ahí están y nos hacen recordar que la prisa y los descuidos forman parte de la torpeza de no saber cuidar aquello que debería importarnos por sobre todas las cosas: nuestra dignidad.
Todo tiene su tiempo y su lugar.
Todas las puertas se abren y se cierran alguna vez. Y no hay puertas equivocadas solamente hay algunas que nos conducen a sitios en los que no nos queremos quedar.
En el laberinto de la vida a veces nos perdemos.
Abrimos cajas de pandora y luego nos asombramos de los resultados.
Cada elección contiene una lección.
Y en el pecado está la penitencia, como diría mi madre.
Multitud de caminos se despliegan ante nosotros y elejimos solitos el que queremos recorrer. Nadie nos obliga, no hay un tal destino. No hay fuerzas ocultas a quien culpar de nuestros pasos, somos nosotros los únicos responsables. No hay victimas...no hay victimarios, sólo hay elecciones.
Mi historia fue lo que fue: Sublime y terrenal. Con sus luces y sus sombras. Inexplicablemente buena e innecesariamente mala.
Fui pasajera de un tren en el que cada cual tiene su estación de destino, aunque a algún que otro pasajero se lo deba empujar para que salte del tren.
Me despido de ella con una sonrisa, con un abrazo fuerte y apretado, con agradecimiento y con ternura. Sé que no todo ha sido placentero pero sí que ha sido todo muy valioso. Me permitió aprender de mis errores, me ajustó los tornillos, me conminó a crecer y a darme cuenta de lo fuerte que soy, de lo mucho que valgo y de las ganas que tengo de vivir de ahora en más.
Con Amor y Agradecimiento a La Vida...Mi Vida.
Claudia Martinez Pardo
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